Yo todavía no lo sabía pero este
día iba a cambiar mi estancia (para bien en Southampton).
La salvación y el fin
a mi estancia en aquella casa del terror. Mi salvación se personificó en forma
de chica rubia con cara de ángel y vistiendo chubasquero y leggins.
A eso de las 10.30am sonó el
timbre, yo estaba arriba con mi tia, y uno de los chicos que todavía vivía allí
le abrió la puerta y se oyó una voz de fondo
- Hi! I'm Elisa, and I'm going to live here
Aquellas palabras con acento
francés me sonaron a gloria cuando las escuche desde la planta de arriba.
El chico que le abrió la puerta
no tenía ni idea de lo que aquella pobre rubia le estaba diciendo pero yo sí,
por fin no estaba sola, quizá el calvario acabase pronto. Pero no era yo la que
tenía que hacer las veces de anfitriona por eso fui cautelosa y esperé al final
de las escaleras (siendo prudente, pero sin dejar de mirar lo que pasaba) hasta
que la "anfitriona" saliese a recibirla.
Y así fue, ella salió le dio
un abrazo y dos besos (de manera tan efusiva que casi la asustó) y comenzó a
explicarle como era la casa, donde estaba todo y cual (quizá) sería su
habitación.
Al fondo del pasillo, acompañando a Elisa, venían sus padres, a los
que, a medida que avanzaban por las estancias de la casa, les iba cambiando el rictus de la cara de manera insólita y ese fue mi momento: baje, me presente y
"secuestre" a Elisa a un lado, sin que la otra chica nos oyese, para
informarle de que esa misma cara y esos mismos pensamientos que me estaban
transmitiendo sus ojos vidriosos en aquel preciso instante, yo ya los había experimentado
y que no se preocupase que yo ya estaba buscando otra casa para salir de allí.
Entonces, la inquilina de la casa
(la chica que nos había dado a conocer aquella casa mediante el Facebook) nos
interrumpió y justo delante de la puerta de mi habitación les pregunto a los
tres.
- Well, how do you see the house? Do you
like it?
Y en ese preciso instante la
madre de Elisa pronunció una de las frases que creo, que quedará para la posteridad
en nuestras memorias.
- (con acento francés, pero sin
titubear un solo instante) dijo: "to be honest, I find it really
dirty"
Y lo más sorprendente fue la
respuesta de la chica "well, I know but, you know, it's not my house"
¿Cómo narices puede decir una
persona que lleva viviendo en una misma casa más de un año que no es su casa?
No sé, esperaba una escusa barata, mala, pero eso no, desde luego.
Elisa enseguida le dijo que ella
no se iba a quedar allí y que buscaría otra cosa, le dio las gracias por todo y
me espero, junto con sus padres, en la puerta para ir a buscar algo.
En cuanto empezamos a caminar,
las dos supimos que en ese preciso instante se estaba forjando una amistad, que
espero sea para muchos años.
Una experiencia como aquella
marca, pero también une. Desde aquel momento, y tras decirle donde podíamos ir,
nos dirigimos en busca de varias agencias ¡Ahora todo sería más sencillo! ya no
era una sola persona, si no tres. ¿Dónde está la tercera? La tercera, era
Laurine, que llegaba al día siguiente, pero a la que no íbamos a dejar que se metiera
en aquella casa.
Allí empezó un día duro e
intenso, visitamos a eso de las 12 una casa preciosa, ¡¡Sin moqueta!! y aunque
estuviera un poco lejos, nos daba igual, la cosa era poder entrar lo antes
posible. Era súper chula, pero desgraciadamente era solo para dos personas, no
había sitio para más y no íbamos a dejar a la pobre Laurine tirada en la cuneta
sabiendo lo mal que se pasa.
Así que seguimos, fuimos a ver
una agencia en la que nos dijeron que tenían una casa que estaba limpia y bien cuidada algo prioritario
para nosotras. Quedaban 5 habitaciones libres, es decir, solo una de toda la
casa estaba ocupada, y la chica añadió que el chico que estaba en ella y que se
mudaría al día siguiente era español y muy guapo. Así que, después de echarnos
unas cuantas risas viendo que al padre de Elisa eso de que el chico fuera guapo
no le hacía mucha gracia, nos fuimos a verla.
Y entonces, todo cambió.
El
nombre de la calle ya era prometedor para una estudiante de Filología Inglesa
"Shakespeare Avenue". Entramos, vimos la casa y lo supimos al instante
¡ERA NUESTRA CASA!
Fuimos a la agencia dispuestos a
pagar y a hacer todo el papeleo, pero estaban bastante ocupados y nos pidieron
volver en una hora más o menos, por lo que nos fuimos a comer, pero gracias a
que la comida tardaba demasiado y que debíamos regresar a la agencia en poco
tiempo, se produjo una de las situaciones más cómicas hasta el momento. El
padre de Elisa, francés, sin muchos conocimientos de inglés y ninguno de español,
y mi tia, española y sin conocimientos de inglés ni francés más allá de bonjour, merci, sorry & hello se
quedaron en el restaurante esperando a que regresáramos de nuevo.
A todo esto, en el momento más
crucial de todo, cuando por fin vas a pagar, mi tarjeta me deja tirada y el datáfono de la agencia me la rechaza, os podéis imaginar mi cara. Recopilamos
todo el dinero que teníamos en "cash" entre mi tía y yo, más un poco
que me dejo sacar el cajero y libra a libra (en billetes pequeños) pagué 3
meses más el depósito que nos pedía la agencia.
Lo del banco fue un palo, ¡¡Si
vais a viajar fuera y vais a tener que hacer un pago contundente os aconsejo
que vayáis a vuestro banco y os aseguréis de que no tenéis límite o es superior
al pago que vais a hacer!!, pero al menos la teníamos ¡¡La casa era nuestra!!
Quedamos para el día siguiente a
las 11 de la mañana en la agencia para firmar el contrato y que nos dieran las
llaves y ¡listo!
Fue un día bastante agotador por
lo que el resto de la tarde la pasamos descansando y soñando con la nueva vida
que empezaría al día siguiente. Era la última noche en la casa (del terror) y eso se merecía estar contenta por fin.
Seguiré contándoos mañana, hasta
entonces… ¡¡Paciencia y disfrutad!!